El consumidor en general cree conocer dónde compra y
qué compra en la mayoría de los casos. Atribuyendo unos valores a la empresa, marca,
productos etc., de manera consciente o inconsciente.
Cada cual elige una forma diferente de actuar a la
hora de gestionar estos estímulos y esto va unido a la misión, visión y
valores (reales) de cada entidad. Antes que intentar controlar lo que no se
quiere que llegue al consumidor o desinformar, haciendo uso para ello en muchos
casos de recursos valiosos, es mejor invertir en informar al consumidor de los
movimientos favorables. Pero también hay que invertir en informar sobre estas
acciones que se están llevando a cabo. Lo común en el mercado es que se juegue
con ambas. Parece mentira, pero aunque lo habitual es lo contrario, existen
todavía acciones favorables que no se divulgan de manera efectiva hacia el
target y eso también puede acarrear consecuencias.
Con todo este cruce de inputs en la mente de los
consumidores, la coherencia en la visión hacia la marca tiene el peligro de
diluirse. En el mercado existen y existirán siempre empresas que juegan con la
doble moral es sus movimientos. Estos podrán ser soportados o no, en función de
varios factores (rapidez de reacción, tamaño, poder…), pero siempre les
mantiene en una zona de alto riesgo.
La clave está en trabajar con el
cliente en una constante y fluida comunicación. Incluso él mostrará con
frecuencia a la empresa si esta se desvía ligeramente mediante un feedback, que
será recibido en forma de aviso y que se podrá corregir a tiempo para seguir
con el rumbo adecuado. De otra manera, no será ético actuar en contra de los
intereses del consumidor, y lo más importante para todas las compañías, hay
muchas posibilidades de que no sea rentable a largo plazo. El peligro de caer
en una grave contradicción puede ser letal para las organizaciones.
Remar en la misma dirección, con una única estrategia de actuación e información aportara un valor seguro a la empresa y optimizara recursos, haciendo que el gran mecanismo organizacional funcione con fluidez en el futuro. Y como dijo Woody Allen: “Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”.
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